Ya lo hemos hablado innumerables veces en este blog, pero con las compras desorbitadas en las rebajas, parece que se nos ha olvidado que la industria textil se ha convertido en los últimos años en una de las más contaminantes del planeta. El 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundial están vinculados a la fabricación de prendas de moda rápida, pero también hay otros factores como la contaminación por vertidos y microplásticos. A ello, debemos sumar las vulneraciones de los derechos humanos que se producen en la mayoría de las fábricas del sector…
Como seguimos en época de “Sales” y liquidación de temporada, los comercios no se paran. En verano siempre entramos en una espiral comercial argumentada por las tradicionales rebajas. Y en este ciclo, la industria textil se presenta como uno de los más sectores demandados por los consumidores, que acuden a los centros comerciales en busca de un outfit renovador.
De hecho, el crecimiento productivo de las grandes compañías de moda se prevé ascendente, según las estimaciones del programa Detox de Greenpeace, que augura un aumento incesante. Sin embargo, tras los maniquís y los escaparates se esconde un problema medioambiental que convierte al sector de la moda en el segundo más contaminante del planeta.
En ese sentido, los datos de las oenegés ecologistas ponen énfasis en el impacto en emisiones que hay detrás del sector, pues el 8% de los gases de efecto invernadero mundiales tienen que ver con la fabricación de prendas y el transporte intercontinental de las mismas. Sin embargo, esta cifra es sólo una más dentro de una práctica económica que, en su conjunto, repercute de manera negativa en la biosfera. ¿Nunca había pensado que para producir ropa se necesita mucho transporte? Pues sí. Se requiere para obtener las materias primas y también para moverlas, porque hoy en día la mayor parte de la moda se produce en Asia y se distribuye por todo el mundo, lo que implica una enorme cantidad de emisiones de CO2.
"Las fábricas vierten residuos tóxicos en los cursos de agua, exponiendo a trabajadoras y población local a sustancias perjudiciales para la salud"
A esta contaminación por emisiones hay que añadir la cantidad de vertidos tóxicos que hay detrás de la fabricación deslocalizada de prendas. Sustancias que se filtran por los acuíferos y en las corrientes fluviales para terminar en los océanos y causar problemas en la flora y la fauna marítima como, por ejemplo, "disrupciones hormonales que interrumpen la cadena trófica".
"Las fábricas, en su mayoría localizadas en India o en China, vierten residuos tóxicos en los cursos de agua, exponiendo a trabajadoras y población local a sustancias químicas perjudiciales para la salud, y en muchos casos, teniendo incluso un impacto mortal en los habitantes de las zonas aledañas a las industrias". ¿No os parece realmente alarmante? Pues a las emisiones y los vertidos, debemos sumar los materiales que, en ocasiones, suponen una amenaza importante para los ecosistemas. Un ejemplo es la viscosa, "un elemento muy utilizado para dar ligereza a prendas de verano cuya producción es tremendamente contaminante".
La viscosa, en sí misma, no es el problema, pero sí el tratamiento que las empresas hacen de ella, ya que con un procesamiento adecuado podría ser una alternativa sostenible al algodón transgénico ya los tejidos sintéticos. ¡Cómo el algodón que utiliza todas nuestras marcas fascinantes!
Estos son solo unos ejemplos que os hemos querido dar hoy para abrir los ojos del consumidor en estas terceras rebajas que se aproximan a las tiendas. Hay que pensar dos veces si merece la pena comprar una camiseta de 3€ que contribuya con sus micro fibras a contaminar todos nuestros océanos.
Redacción: Ana Hernández Sarriá