Fulares, cuadros, alfombras o vestidos. La creatividad de Fosca Bertrán no tiene límites. Descubierta por Karl Lagerfeld en el 2003, sus piezas son auténticas joyas textiles, cuya demanda no para de crecer entre miembros de casas reales y celebridades del medio mundo.
Nacida en París, de madre italiana y padre español, la mezcla de culturas que corre por sus venas hace que tenga un estilo experimental completamente personal y único. Una visión particular del mundo, donde el color y las formas de la naturaleza hablan de emoción y vida.
Con Fosca quedamos para charlar de experiencias, naturaleza, arte y, como no, moda.
- ¿Cómo se te ocurrió la idea de diseñar fulares?
Cuando era joven, estudiaba Diseño de Interiores en Milán y trabajaba al mismo tiempo. Además, por temas laborales, tenía que salir a cenar por las noches. Con ese ritmo de vida, no me dio tiempo a llegar a casa y cambiarme para ir elegante al trabajo. Entonces pensé: "Voy a hacer un fular muy largo para que me tape y me haga estar elegante las 24 horas del día". A partir de ahí, empecé a diseñarlos para mí y para mis amigos.
- ¿Y cómo fue el salto a París con Karl Lagerfeld?Estando en Ibiza, vino un amigo que trabajaba para Karl y cuando volvió a Paris me llamó para preguntarme si podía ir con él a enseñarle a Karl mis pañuelos.
- ¿Qué conclusiones sacaste de esa experiencia?
Venía de otro mundo, de Ibiza, pero cuando estuve en París me di cuenta de que el mundo de la moda era caprichoso: ahora le gustas, ahora no. Yo trabajé para Karl como diseñadora freelance y estuve así cuatro años. Con el tiempo, me di cuenta de que necesitaba crear mi propia marca para cuando no me necesitasen.
- ¿Qué es lo que hace que tus fulares sean especiales?Quiero que cada fular sea como un cuadro: algo especial y único, como las personas. Siguiendo esta idea, consideré que era necesario que cada uno llevara un número para que fuera como una obra de arte.
- ¿Cuál es tu fuente de inspiración?
Tengo algo especial con el color que, cuando lo veo, se me graba automáticamente mi cabeza y lo plasmo. Por eso digo que trabajo las 24 horas. Las acuarelas me ayudan en ese proceso porque puedo mezclar colores hasta sacar lo que tengo dentro de mi cabeza.
- ¿Algún artista que te inspire?Me apasiona Rothko, pero no me inspira. Lo que de verdad me inspira es la naturaleza. Cortar una lechuga y ver esas formas tan impresionantes... ¡me parece fascinante!
- Para terminar: ¿Cuál es el último proyecto en el que te has embarcado?
Vendedor de cuadros. La idea surgió hace dos años por casualidad. Unas clientas me pidieron que les vendiese cuadros porque le gustaban mis dibujos.