“Esta crisis es una oportunidad maravillosa para restaurar el valor de la autenticidad y entender la moda como una forma de comunicación”. Jorge Armani.
Si durante este confinamiento ha tenido el acierto de pasar varios días ordenando armario, quitando, probándote y sobre todo pensando el sentido y la trayectoria de las piezas que tienes, seguro que has dado un paso interesante. Este tiempo de estar en casa es la gran oportunidad, de parar, pensar y valorar los aciertos y errores de nuestro armario. Es un trabajo que requiere paciencia, concentración y mirada larga porque hay que tomar decisiones prenda a prenda.
Yo lo he hecho ya. Comparto con vosotras estos criterios por si os pueden ayudar. En primer lugar, analizo su categoría -corte, confección, acabado y detalles especiales- y si está hecho en España “made in/made by”, para mi es clave. En segundo lugar, las cuestiones: las veces que la uso, en que momentos me la pongo (todo el día, tarde, noche), si me suele apetecer, si estoy cómoda, si me da seguridad, su estado actual o si Valentina la coge y muchas veces, ya sabes, economía de armario compartida . Al final, siempre surge un aspecto más: la valoración sentimental, me pesa mucho -circunstancias en que la compre, si tiene algún recuerdo, si fue un regalo o si puede ser una herencia futura…. Siempre hay alguna que se cuela porque me gasté dinero, no acerté y me da rabia reconocer el error y quiero pensar que ya me la pondré y vuelve al fondo del armario hasta la siguiente cuna.
Esta elección de pervivencia o no en el armario, no es una cuestión baladí porque no solo afecta al espacio, siempre limitado, sino como dice Armani: “es una forma de comunicación” de quienes somos y cómo nos vemos a los demás.
La ropa que llevamos habla de nuestra creatividad, originalidad, sensibilidad, manera de vivir la vida y adaptarnos a las circunstancias del día a día. Creo es la forma de presentación más visual y cercana de darnos a conocer y ratificar nuestra personalidad en el tiempo. Cada limpieza de armario debería demostrar como avanza nuestra personalidad y madurez, si nos conocemos mejor y por tanto somos capaces de seguir avanzando y depurando nuestro estilo. Es una cuestión de refinamiento interno que se debe manifestar externamente.
Quizá encontréis que le estoy dando demasiada importancia a la ropa: es un divertimento, una banalidad, es solo el aspecto exterior, hay que probar… me diréis. Sin embargo, deciros que cuantos más años tengo más lo entiendo así: elegir bien la ropa no es un capricho, es un arte: el arte de conocerse a sí mismo.