Trabaja en el mundo de la comunicación hasta que la cerámica se cruzó en su vida. Un curso intensivo de verano marcó la visión creativa de Elena Meseguer y forjó las bases de lo que hoy en día es una de las marcas de cerámica española más joven y fresca: Cerámicas Bonjour.
Entre estanterías forradas de platos, jarrones y boles de todos los tamaños, nos sentamos a charlar con Elena de sus inicios y del proceso artesanal que se esconde detrás de cada una de sus piezas.
- ¿Cómo diste el salto para lanzar tu marca?
Al principio fue un proceso duro. Estuve un año compatibilizándolo con mi trabajo y tenía que hacer los encargos por la noche. No me daba la vida. Por eso tomé la decisión de dejar el trabajo y centrarme en la creación de mi propia marca. Después de dos años, estoy muy contenta de haber tomado esta decisión.
- ¿Qué ventajas tiene la cerámica que no te ofrecen otros materiales?
Es un material muy versátil que te permite plasmar en la realidad lo que tienes exactamente en tu cabeza.
- ¿Podemos decir que existe un boom por la cerámica?
En realidad hay un boom por todo lo artesanal, por volver a esa técnica de trabajo más estudiada, más lenta. Se buscan piezas más delicadas, más pensadas, por eso digo que no solo afecta a la cerámica.
- ¿Que te ha aportado las redes sociales?
Te permite llegar a un público mucho más focalizado. Además, las redes sociales son muy visuales, sobre todo Instagram, permitiéndote enganchar más con tu público más afín.
- ¿Cómo es el proceso de creación?
Se hace todo desde cero. Empezamos moldeándolas con botellas de barro para darles forma. Las dejamos secar 3-4 días para luego lijarlas. Volvemos a hornearlas 8 horas y las dejamos enfriar para esmaltarlas. Finalmente las volvemos a meter en el horno para un tercer fuego. Como ves, es un proceso que muy laborioso.